- La huelga fue seguida, en su mayoría, por la industria y los transportes.
- La actividad apenas se para en el centro de las grandes ciudades.
- UGT y CCOO exigen una rectificación por parte del Gobierno, quien reitera que retomará el dialogo.
España no se paró ayer por la huelga y esto fue porque los que más insistencia pusieron en hacerla fueron los sindicalistas y no la mayoría de los trabajadores. Los seguidores de Toxo y Méndez, desde última hora del martes, se agolparon a las puertas de las grandes superficies como MercaMadrid o MercaBarna para evitar la entrada y salida de camiones, y lo consiguieron ya que estas grandes superficies quedaron desprovistas de mercancía. El fallo que tuvieron fue que lo hicieron, en muchos casos, realizando actos violentos contra los camiones y sus ocupantes, en vez de informar, que es para lo que estaban.
Toxo y Méndez liderando la manifestación. |
En el transcurso del día, los datos más significativos fueron que, poco a poco, el sector servicios de las grandes ciudades se llevó a cabo con normalidad gracias, en algunos momentos, a la ayuda policial, ya que, en varios puntos de la geografía nacional, los sindicalistas obligaron a cerrar comercios con acción de la fuerza. Los sectores que renunciaron, casi en su totalidad, a trabajar fueron la industria –los polígonos industriales quedaron desiertos por la presencia de los piquetes que, con barricadas, impidieron el paso a la mayoría de los vehículos–, y los transportes –sólo funcionaron los servicios mínimos acordados–.
Desde los sindicatos se cree que la huelga ha sido todo un “éxito incuestionable” y piden al Gobierno que “escuche el clamor” de los trabajadores, exigiendo una rectificación. En cambio, desde Moncloa se ha dicho que la huelga tuvo un “efecto desigual” y que, como ya han expresado en otras ocasiones, están dispuestos a continuar con el diálogo social sin alterar la reforma laboral.
Batalla campal en Barcelona a última hora del día.
A media tarde de ayer, los antisistema aprovecharon para convertir las calles de Barcelona en un verdadero campo de batalla, donde se libraron auténticas batallas entre policías y radicales, provocando el caos entre los manifestantes y los habitantes de la ciudad condal, que no pudieron hacer más que apartarse para no ser sacudidos por las fuerzas de seguridad del Estado. Los disturbios se saldaron con 60 heridos, 42 detenidos, muchos coches policiales y contenedores de basura incendiados y muchos comercios saqueados tras romperlos los escaparates.Uno de los coches incendiados en Barcelona. |
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